Desde distintas corrientes del pensamiento se señala la importancia de vivir el “aquí y ahora” o del “estar presente” como fundamento para una vida MÁS real y plena. Se promueve que la mente evite viajar de los subjetivos recuerdos del pasado hacia un futuro que estará indefectiblemente condicionado por este. Si bien como humanos no tenemos otra posibilidad más que la subjetividad, resignificar el pasado ampliando nuestra mirada sobre él, nos posibilita acercarnos a formas más depuradas y más armónicas que nos permitirán un mayor bienestar, arribando al mismo desde una mayor consciencia. Daremos a continuación nuestro enfoque astrológico totalmente alineado con esta premisa y que consideramos enriquecedor de la bibliografía vertida sobre esta temática. Para ello extraeremos del paquete del zodiaco, principalmente a tres Signos: Acuario-Piscis-Aries Comencemos observando que el devenir de la vida nos impone constantemente tomar decisiones y no nos resulta posible abstraernos de hacerlo, ya que hasta la aparente no decisión termina siendo solo una forma encubierta de acción... en este caso, por omisión. Decidiendo o sin hacerlo algo termina ocurriendo y tanto por acción como por omisión tendremos algún grado de responsabilidad en aquello que finalmente ocurra. Esta temática, simplificada en lo dicho, está regida por el Signo de Aries y de él también sabemos que su impronta es traer algo nuevo entendiendo que el mismo es, antes que nada, deseo y decisión y toda decisión imprime un nuevo curso de acción y que por eso es generadora de un devenir. Así comprendemos la tremenda importancia de este Signo. Cabe preguntarnos si aquello que decidimos e iniciamos tiene antecedentes y en tal caso… ¿Podemos decir que lo iniciado sea verdaderamente nuevo?. Esta pregunta nos instala directamente en el centro de la problemática del estar presentes en el aquí y ahora Para intentar responder esto, diremos que en Astrología concebimos al tiempo como un proceso cíclico que recorre 12 estaciones o momentos de tiempo, dentro de ese gran tiempo que compone un ciclo entero. A esas 12 estaciones o momentos los llamamos “Signos Zodiacales” Si tuviéramos que graficarlo usaríamos la imagen de una espiral ascendente y que no es otra cosa que una línea curva siempre abierta que en cada vuelta regresa a un punto similar al de partida pero una espira más arriba. Así, toda experiencia iniciada, un día concluye. Esta condición cíclica del tiempo hace que hagamos lo que sea que hagamos, las nuevas acciones se apoyan inevitablemente en la totalidad de las experiencias consumadas. De esa totalidad consumada da cuenta el Signo de Piscis y ese es uno de sus significados centrales. De esta manera, Piscis como último Signo, nos remite a un proceso que se desarrolla en un determinado tiempo y refiere exactamente al punto en que este concluye, mientras que Aries nos remite a un proceso en el punto en que este comienza a ejecutarse, sea este comienzo consciente o inconsciente. Recordemos en este punto que nuestro cometido es aportar conceptos astrológicos que colaboren a esclarecer este tema del estar presentes en el aquí y ahora y por eso hemos citado al cierre de todo proceso y el comienzo de otro, simbólicamente representados en el zodíaco por Piscis y Aries respectivamente. Podemos preguntarnos entonces ¿Cómo congenia esa posibilidad de expresar lo nuevo con lo dicho sobre que ningún comienzo lo es totalmente, dada la condición cíclica del tiempo?... Cabria tener en consideración también, aquellas postulaciones que partiendo de la no aceptación de las vidas sucesivas o reencarnación, ven en nuestra experiencia humana una primicia total. No es nuestra intención para este breve artículo, abrir semejante tangente de debate, pero para aquellos quienes no conciben las vidas sucesivas, los remitimos al concepto quizás sí aceptado, de inconsciente colectivo desarrollado por Carl Jung, según el cual y aún sin presuponer las vidas sucesivas, nos dice que somos depositarios de una información que viaja en el tiempo de generación en generación y que nos es legada. Diremos para reflexionar en ello, que no habría manera de que tal inconsciente existiese y pudiese ser “legado” y “heredado” sino conformásemos todos nosotros una unidad inteligente y atemporal y si no fuésemos una chispa en la gran llama de la vida que arde en todos nosotros o si esa chispa no fuese la vida misma… Volvamos de semejantes alturas o profundidades siempre tan sujetas a debate, para ubicarnos en puntos más asequibles a nuestra capacidad de afirmar conceptos que nos resulten prácticos y a su vez evolutivos. Intentemos entonces responder la pregunta sobre como congenia la posibilidad de lo nuevo con la presencia de lo cíclico… y cómo poder estar “presentes” con todos los condicionamientos del pasado. Si todo es cíclico, pareciera ser que entonces nada es nuevo… para tratar de entenderlo, hilaremos más fino desdoblando el concepto de creatividad o novedad. Diremos que tenemos dos formas de expresarla. La más común, junta partes distintas ya conocidas para crear otra que sea novedosa y que generalmente viene a resolver algún inconveniente o a dar una mejor prestación. Esa forma queda comprendida dentro del Signo de Géminis y opera por asociación de ideas, pero no es de ella de quién queremos hablar en este artículo, sino de aquella otra que trae algo totalmente nuevo en el campo de las ideas y que no tiene antecedentes, aunque si pueda tener ideas predecesoras. Así definido, lo nuevo, es una primicia en el sentido más estricto de la palabra. La espontaneidad es el rasgo distintivo de este tipo de expresiones y produce sorpresa, inclusive en la misma persona que la ha traído. Este rasgo es tan marcado que a la persona le parece no haber tenido participación en su creación. Se la suele llamar “inspiración” y en Astrología la estudiamos bajo el Signo de Acuario.
Volvamos un instante sobre lo ya dicho respecto a que el zodiaco entero simboliza un proceso espacio-temporal, pues simboliza una unidad completa de tiempo, observada desde un determinado punto del espacio, y por eso puede darnos muchas indicaciones sobre el tema que nos compete, ya que al decir “aquí” estamos refiriendo a un factor espacial y al decir “ahora” le incorporamos el factor temporal. El zodíaco, analizado secuencialmente, nos muestra un proceso lógico, en el cual cada Signo toma una cualidad (que le llega del anterior), agrega la propia y la entrega al siguiente. Es muy importante, para nosotros, consumar la impronta de un Signo para habilitar el buen desarrollo del siguiente. En el caso que venimos siguiendo, será entonces vital consumar Piscis para expresar correctamente Aries… Pero ¿Qué sería consumar Piscis? Diremos que a lo largo una vida presenciamos muchos comienzos (Aries) y muchos finales (Piscis) pero que algo termine fácticamente, no implica que nuestra psique lo haya procesado o “cerrado” correctamente. Dijimos que Piscis es finalización y cierre y esto tiene muy poco que ver con Aries. Este Signo no espera porque las decisiones tampoco lo permiten. Una frase muy popular dice: “El que mal comienza mal acaba” y astrológicamente podemos señalar que “El que mal acaba, mal comienza”, aclarando que cuando decimos "mal acaba" nos referimos no a lo factico del asunto, sino a no haber procesado adecuadamente lo ocurrido, dando por cerrado el tema, guardado la experiencia y pudiendo evolucionar a partir de los hechos. Ocurre que por una cuestión de identificaciones y también de apego, muchas veces resistimos los finales y un punto esencial de Piscis es tomar el desapego aportado por Acuario y así poder soltar, no resistiendo la "muerte" de aquello que se terminó, reconociéndolo. Si lo hacemos, tendremos luego que “elaborar” lo terminado para hacer su correspondiente “duelo”. En éste artículo no nos referiremos con más detalles a la etapa de elaboración y que es fundamental, ya que de ella saldrán las bases para un nuevo y posterior comienzo. Sólo diremos que, elaborar un final o etapa terminada, consiste en revisar el proceso completo lo más minuciosamente posible y observarnos a nosotros mismos transitándolo.
Nuestra tarea será básicamente, detectar lo que consideraremos "yerros y aciertos" personales dentro del proceso…que cosas sirvieron y aportaron valor y cuáles no… por supuesto que de nada sirve, ni es el objetivo del trabajo, adjudicarnos culpas y pagar con castigos. De querer hacerlo, esto mismo modificaría la observación, viciándola… el trabajo consiste en observarnos entendiendo que en cada momento hicimos lo que creíamos que era mejor para nuestros fines y ahora, ya en otro contexto y viendo todo en perspectiva, solo nos queda aprender de la experiencia terminada. Justamente, cuando algo termina deja un aprendizaje y ese tiene que ser nuestro objetivo. Aprender es a nuestro entender, el núcleo de la elaboración. Hemos sostenido que concebimos al tiempo como un proceso cíclico y por lo tanto la vida volverá recurrentemente sobre las mismas temáticas… Podrán ser otros los escenarios, otras las personas que nos acompañen y distintos los contextos, pero sabemos que el principio a vivir será el mismo. En el típico caso de una separación amorosa, será vital elaborar el proceso preparándonos para una nueva relación y aún si decidiéramos no volver a tenerla, nos pacificará muchísimo tener una visión más consciente sobre lo ocurrido.
Piscis, en tanto cierre de procesos y vivencias cumple un rol fundamental, pues es el nexo entre la inspiración proveniente de un centro superior al de nuestra consciencia, aunque no ajeno a nosotros, y que hemos simbolizado como Acuario, y la nueva acción que iniciaremos y que hemos simbolizado como Aries. Ese nexo es clave, por ser mediador entre una instancia que no está a nuestro alcance manejar (Acuario) y otra que si lo está (Aries) pero que es dependiente de Piscis. La inspiración traída por Acuario, plasmará en Aries, solo luego de atravesar Piscis. Podemos usar una imagen para ejemplificar todo esto: Imaginemos una gran fuente de agua fresca, pura, cristalina y vivificante que llega hasta nosotros luego de atravesar un camino. La fuente es Acuario, el camino recorrido por el agua es Piscis y nosotros utilizándola, simbolizamos el momento ariano. Entonces comprendemos que la tarea de dar por terminado algo, elaborarlo y duelarlo, es fundamental porque es como limpiar el camino de circulación del agua, permitiendo que esta fluya a través de el sin alteraciones, y tanto mejor será la calidad del agua que obtengamos cuanto mejor hecho tengamos todo ese trabajo de limpieza.
Piscis es siempre el cierre de todos los procesos y vivencias y cuanto mejor cerrado y ordenado haya quedado cada tema, mejores posibilidades tenemos de aprovechar las inspiraciones que lleguen a nosotros.
Lograr un adecuado cierre de las experiencias nos permite estar presentes en el aquí y ahora. Vamos a decir para finalizar este tema, que todos los Signos del Zodíaco no nombrados, están también implicados en este proceso, cada uno aportando su temática, y si bien describirlos permitiría una mayor comprensión de este tema, su desarrollo excedería la propuesta de este artículo. Damos entonces por finalizado este desarrollo sosteniendo que estar en el Aquí y Ahora, habitando el verdadero presente, lejos de olvidar el pasado, requiere recordarlo y resignificarlo.
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