¿Cuántos problemas sentimos que tenemos? ¿Encontramos elementos comunes en todos ellos? ¿Descansará alguna posible solución en el reconocimiento de esos puntos comunes?... La enorme diversidad de situaciones a las que la vida nos expone y episodios que vivimos -de cualquier índole que sean- están en resonancia con nuestro patrón energético que es muy vasto y dinámico. Ocurre que ese campo energético es recorrido constantemente por nuestro psiquismo y por ello será necesario que este último lo conozca muy bien para poder encontrar armonía dentro de él. Solo así podrá obtener de su vastedad riqueza y de su dinamismo creatividad. Si no lo hiciera, la vastedad le resultará angustiante y su dinamismo atemorizante. Lo tranquilizador entonces, será efectuar un importante recorte a pesar del consecuente empobrecimiento que este trae.
Para minimizar nuestros problemas, la psiquis tendrá que aprender entonces a fluir sin identificaciones, asumiendo la totalidad que somos. Nuestro intento tiene que consistir en lograr que nuestro psiquismo se mueva dentro del campo energético que le corresponde, buscando siempre una mejor integración del mismo. Todo aquello que no reconozcamos como propio no podrá ser entonces integrado, pasando esos aspectos a “la sombra”.
Nuestra tarea consistirá en darnos cuenta que ese patrón energético total posee núcleos cristalizados que impiden la manifestación de otros, deteniendo el dinamismo propio del sistema y generando así desequilibrio psíquico-conductual. Todo esto comprenden rápidamente quienes estudian Astrología. A partir de esa observación y comprensión ganamos conciencia; y el cambio entonces comienza a producirse inevitablemente en distinto grado de profundidad, tanto más cuanto mayor sea el grado de comprensión que hayamos logrado. Así nos damos cuenta cómo en el pasado estábamos “presos” de un mecanismo que operaba en nosotros tan fuerte como ocultamente. De hecho, la fuerza que poseía era en gran medida fruto de su condición oculta.
Apreciar las múltiples consecuencias de lo expuesto, nos permite ver claramente que trabajando en el fondo de nuestro comportamiento, allí donde se halla su raíz misma, estaremos trabajando en unas pocas dificultades, que afloran afectando distintos escenarios de nuestra vida y dándonos la engañosa sensación de que tenemos muchos problemas. Enfocándonos entonces en lo central, podemos obtener múltiples soluciones y esto es todo lo contrario de lo que solemos hacer.
De hecho, la fuerza de reiteración que poseía nuestro comportamiento era en gran medida fruto de su condición oculta.
Justamente por no advertir la causa primera de nuestras desavenencias, vamos tratando de resolver los distintos frentes donde manifiesta y desde esa posición se hace imposible encontrar soluciones efectivas. Nuestra respuesta habitual es equivalente a la de aquél que empeñosamente tratara de secar el piso de distintos ambientes de su casa, sin haber cerrado primero la canilla que derrama.
Entender Astrología nos entrena para dejar de percibir situaciones conflictivas aisladas encontrando el hilo conductor que las alimenta y enlaza a cada una de ellas con una problemática nuclear. Así podemos descubrir, por ejemplo, que algunas complicaciones laborales, otras de pareja y otras económicas o comunicacionales que padecemos, por ejemplo, remiten a una misma y única causa.
Descubrir esto es sumamente importante, pues por ese camino nos queda claro que no tenemos muchos "frentes de batalla" como creíamos, al tiempo que podemos comenzar a desterrar la idea de qué es “el mundo” quien nos complica, pasando a advertir que, si bien hay situaciones externas que nos llegan, no están escindidas de algún rasgo de nuestra personalidad que convoca su llegada.
Sabiendo esto y modificándonos, modificamos el entorno y logramos que lleguen a nuestra vida, mejores situaciones y vínculos.
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