Sostenemos desde nuestra Escuela, que no es posible predecir el futuro, por la sencillísima razón de que este va a depender de las decisiones que tomemos hoy. La astrología permite a las personas ser mucho más conscientes y es justamente por esa mayor conciencia de nosotros mismos que podemos tomar mejores decisiones, y por ende mejorar nuestro futuro respecto al que nos hubiese correspondido partiendo de una conciencia más roma. Sostenemos que lo más interesante de la astrología es la visión que aporta para nuestras vidas. Agreguemos, que la gran posibilidad que nos ofrece esta ciencia, es la de encontrarle sentido a los episodios que nos tocó vivir en el pasado, como así también encontrárselo a los del presente. Con esto asegurado, podemos presuponer un mejor futuro que el que surgiría de una vida que andando a ciegas, no encontró respuestas a lo pasado ni a lo presente. Justamente, al no entender en profundidad encontrándo sentido a lo sucedido, lo único seguro es que a futuro correremos el riesgo de que pueda ocurrir nuevamente lo mismo que ya nos ocurrió y que no pueda ser evitarlo. Los humanos, tenemos una forma muy primitiva de evitar el dolor a futuro (tanto que recuerda a la de los animales mucho menos evolucionados que nosotros) y esa forma se basa en el miedo. Miedo que nos dejaron las experiencias dolorosas del pasado. La Astrología se convierte así, en una herramienta evolutiva por excelencia, que al permitirnos entender, nos da la posibilidad de estar atentos pero no necesariamente temerosos… ¡Ese aporte me parece interesantísimo! Ejemplifiquémoslo: Si soy una persona que pasó por dos experiencias de vida en convivencia amorosa muy traumáticas y no logro entender bien qué fue en verdad lo que ocurrió, ante el temor de embarcarme en un nuevo vínculo que repita una vez más lo sucedido, lo más probable es que opte por tener encuentros no comprometidos y que no me anime a llevar una vida de convivencia. La memoria me dirá que en mis vínculos anteriores comencé con gran expectativa y sin saber bien porqué, todo empezó a cambiar hasta convertirse en un “calvario”. Si me observo como una víctima inocente o casi inocente, puedo llegar a creer todo tipo de tonterías tales como: “No nací para ser feliz”; “No tengo suerte con los hombre o con las mujeres” “Será que no me lo merezco”; “Estoy condenada/o a repetir la historia de mis padres”…y la lista sigue y no acaba jamás.
En cambio, si puedo entender el sentido evolutivo que tuvieron ese par de experiencias… si puedo advertir en qué contexto ocurrieron, puedo llegar a concebir un nuevo y esperanzador vínculo en el que seguramente, me mantendré atenta/o pero sin que un miedo paralizante me detenga haciéndome abstener de vivirlo.
Podemos decir entonces que el gran destino humano (general para todos) es el de aprender. Ese es un destino ineludible y que se cumple siempre. Pero como dijimos antes, cada quien trae algunos aprendizajes centrales a realizar y entonces estos, constituirán nuestro destino particular y que muestra claramente una Carta Natal o Astral Me gusta comparar (haciendo un salto considerable) esta situación de aprendizaje con lo que ocurre en la escolaridad. ¿Qué sucede si un chico luego de transcurrido un determinado año no aprendió lo mínimo necesario para pasar de grado? Tiene que volver a cursarlo por su propio bien, pero seguramente no dejará de lamentarse y sufrir al ver a sus viejos compañeritos avanzar. El premio humano por aprender es evolucionar y vivir mejor y allí tenemos a la Astrología como nuestro gran aliado. Su sistema simbólico nos permite ver de forma rápida e integral, aquello que utilizando otras ciencias nos demandaría muchísimo tiempo.
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